Sólo dejar para mañana lo que
estés dispuesto a no hacer antes de morir.
-Pablo Picasso
Recibí la llamada por la tarde, después de un día alegre y convivencia con la familia, un amigo estaba en el hospital, recuerdo ese día con claridad, no sabía, o más bien no entendía él porque fui el elegido para tan triste noticia. Mi reacción fue inmediata y le dije a mi adorable esposa que tenía que ir al hospital, que nuestro amigo Iván estaba hospitalizado y al parecer grave. Al llegar y ver esos ojos de mi amiga Fany, la esposa, no hacían falta palabras ni explicaciones, Iván estaba grave. El pasillo del hospital era frio, solitario, aunque había enfermeras y doctores por todos lados, esa sensación de frialdad no la podía evitar. Por momentos abrazaba a mi amiga Fanny para darle apoyo y no se sintiera sola. Los minutos pasaban y los médicos no daban esperanza, solo se limitan a decir que estaban haciendo todo lo posible. Mi corazón latía fuerte y le pedía a Dios fuerzas para animar a mi amiga, no me había dado cuenta, pero solo era mi amiga y yo en ese frio pasillo, haciendo oración para que Iván no se fuera aún. Y llegó el momento, el Doctor se dirige a donde estábamos y sus palabras fueron más que una cubeta de agua fría, “haremos un último intento y si no reacciona, lo sentimos” Pasado unos minutos, al salir, la mirada vaga y distante del Doctor lo decían todo, Iván, mi amigo, el compañero de toda la vida de Fany nos había dejado. Nos abrazamos y lloramos intensamente. Lo increíble que guardo en mi corazón desde entonces fue cuando mi amiga entró a despedirse de su adorado esposo, lo miró y saco un libro de oraciones de su bolsa y dijo “Adiós Iván, esposo mío, Dios recibe a tu hijo, gracias por el tiempo que me lo prestaste” le dio la bendición y un beso tierno en su frente.
Decir adiós a un ser querido es difícil, y lo debe ser aún más alguien tan cercano como el esposo o la esposa, esa noche aprendí que debo de disfrutar a mi colochita, que debo valorarla siempre, como decimos en el altar, amarla y respetarla todos los días de mi vida, hasta que la muerte nos separe. Mientras recorremos nuestro caminar junto a mi esposa, he aprendido a que no todo el tiempo es armonía, porque somos diferentes, nuestros temperamentos en ocasiones salen a relucir.
Recuerdo cuando no entendía bien esto del matrimonio, que enojarme era una buena salida, dejar de hablarle a mi esposa por varios días era frecuente, en mi interior decía, que me pida perdón, jesuscristísimo dijera un amigo, ahora el ofendido era yo, ¡ah! que actitudes aquellas.
Recuerdo esos momentos de enojo, a veces por cosas insignificantes, la cuestión era enojarnos porque la intensión era salir con los amigos y sin permiso, total, al otro día pedía perdón y listo, perdón de palabra porque del corazón no era.
Hoy mi vida gira entorno a mi esposa, vivo para ella, no como necesidad, si no por convicción, yo soy de mi colochita, he decidido aprovechar su compañía en las buenas y en las malas hasta que Dios lo permita.
¿Es para ti tu prioridad tu esposa o esposo?
No pierdas el tiempo, decide revivir tu matrimonio, ¿Dónde quedó el amor? En sus corazones, solo hay que darle una desempolvada y brillará como cuando eran novios.
Escribir este libro es para llegar a ti, tú que estás pasando por momentos de dudas y de incertidumbre, ¿sabes? es parte del caminar, te aseguro que no hay matrimonio que no haya pasado por momentos difíciles, que haya pasado por sus mentes esa sensación de dudas, no hay escuela, la vida te va enseñando con el transcurso del tiempo y cada etapa la debemos enfrentar con la frente en alto, en la biblia existe un pasaje que lo ejemplifica perfectamente, proverbios 3, 1 “Hay bajo el sol un momento para todo, y un tiempo para hacer cada cosa”. Un momento para iniciar el noviazgo, conocerse lo más que se pueda, esa etapa disfrutarla al máximo, esas llamadas eternas por teléfono, caminar por el parque, tomar un helado, esos besos eternos.
Llegamos al altar, una nueva etapa, iniciamos con entusiasmo, el mundo a nuestros pies, somos felices, estamos enamorados. Los primeros años son como lo habíamos planeado, todo marcha sobre ruedas. Llegan los primeros enojos, problemas de comunicación, la familia política no ayuda, el dinero se ocupa en cosas materiales, llegan los hijos y la rutina cambia, todo esto no me lo habían explicado.
Hay bajo el sol un momento para todo, y todo en el matrimonio son muchas etapas, mientras las descubrimos las disfrutemos, sepamos que existen y que las tenemos que vivir, como dice ese viejo refrán, no todo es miel sobre hojuelas. Un tiempo para hacer casa cosa, claro, disfrutar la etapa de recién casados, cuando llega el primer hijo, cuando llega la familia política, la primera discusión, el primer distanciamiento, las primeras lágrimas, y la lista sigue y seguirá, mientras llegue ese momento en el que uno de los dos tenga que partir al descanso eterno, y sabes, quiero llegar triunfador, quiero verte en la meta final, sonriente, en el pódium de ganadores.
DE MI LIBRO "Del noviazgo al matrimonio, ¿dónde quedó el amor?
Conoce más de mi libro, da enter en este enlace: DEL NOVIAZGO AL MATRIMONIO
Coach Alfonso Reyes.
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