La felicidad depende de nosotros mismos.
-Aristóteles
Cuando era pequeño unos soldados de plástico me hacía feliz, llegó la bicicleta y los soldados pasaron a segundo término. Pasa el tiempo y la felicidad va en relación con lo que estemos logrando, seré feliz cuando termine la universidad, seré feliz cuando me case, cuando tenga mi primer hijo, cuando tenga la parejita, cuando compre mi carro último modelo, cuando termine mi maestría y, la lista sigue y sigue. Hoy en día lo primero que tengo que revisar es el celular, cuidado si se me olvida, nos falta algo, dependemos de la tecnología, de tener un buen carro, una buena casa. No digo que este mal, digo que no debemos caer en la dependencia material, la felicidad es otra cosa, es mucho más que el IPhone XI.
Crecer con dependencia material y llegar al matrimonio puede ser algo complejo. Al paso del tiempo parece que algo nos hace falta, tenemos a lado a nuestro ser amado, pero hay un espacio en nuestro corazón que nos tiene intranquilo. Nuestro interior nos motiva a tener cosas materiales y vamos en búsqueda de ellas. Recién un amigo me platicó una necesidad impresionante por tener una mega pantalla de televisión, algo en su interior le gritaba, cambia la que tienes, mereces ver tus programas como debe ser, en pantalla gigante. Quiso sorprender en casa y no le comentó a su esposa y la súper televisión llegó, a instalarla.
Al paso de los días, se pudo dar cuenta que no estaba del todo alegre su amada esposa, porque no le había consultado antes de invertir en tan anhelado regalo, si bien pensó que era una sorpresa, sabía perfectamente que el que quería la televisión era él y no su esposa, pero a veces así actuamos, impulsivamente, bueno, eso me han dicho. De igual forma se dio cuenta que no había hecho cuentas del todo, si bien la adquirió a plazos, las mensualidades dolían, también eso me han dicho. El presupuesto familiar se había visto afectado, no había un ingreso extra, pero si un desembolso adicional cada mes, esto empezó a ocasionar de igual manera descontento en su relación matrimonial. Ahora tenía que trabajar horas extras para poder cubrir el pago de tan ansiado regalo.
Lo más triste de esta historia fue al preguntarle cómo se sentía al tener esa televisión en casa, le comenté que por lo menos, sus programas favoritos se veían impresionantemente, debería sentir alegría, satisfacción, no lo sabía, por eso le preguntaba. Me quedé helado al escuchar, que como tenía que trabajar horas extras, al llegar a casa llegaba cansado y lo único que quería era descansar, era poco lo que veía, había que trabajar ahora más para pagar la deuda.
Depender de cosas materiales para pensar que se es feliz es algo triste, la sociedad juega un papel importante en esta película, nos exige un estatus, nos venden la idea de que valemos por lo que tenemos y no por lo que somos, en verdad, ¿valemos por eso?
Darse cuenta del tesoro de la vida es primordial, el trabajar nuestro ser vale oro, porque si estoy emocionalmente equilibrado lo demás vendrá por añadidura. La historia que te acabo de contar puede ser tu historia, puede ser la mía, de muchos matrimonios que compramos la idea y de gratis que valemos por lo que tenemos. Hoy es un buen día para hacer un alto, para revisar si estamos viviendo una vida con dependencia material y poner manos a la obra.
Lo más valioso que tienen es el uno al otro, juntos son un tesoro, luchen por sus sueños, dialoguen, lleguen a acuerdos, comunicarse en todo momento es una pieza importante. Disfruta al abrir los ojos, brinca de la cama, abraza y besa a tu esposa (o), una oración de agradecimiento y listos, a revisar tus pendientes, no olvides desayunar, para todo hay tiempo
¿No lo crees?
De mi libro, Del noviazgo al matrimonio, ¿Dónde quedó el amor?
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