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NOS CUESTA SERVIR

A veces servir nos cuesta y nos cuesta mucho, preferimos la comodidad de la casa, horas y horas navegando en las redes sociales, dormir, descansar, comer y el ciclo es de todos los días. Levantar la mano para servir es difícil y triste cuando solo pedimos y pedimos sin dar nada a cambio. En los momentos difíciles como nuestro pensamiento cambia, ofrecemos muchas cosas pero a cambio de salud, de trabajo, de salir del momento amargo, nuevamente pedimos y pedimos. Dios en su misericordia nos bendice y por arte de magia desaparecen las promesas que hicimos. ¿Que hacemos para servir? ¿estamos sirviendo pero nos pesa? ¿no es más fácil extender la mano?


Proverbios 30, 15 La sanguijuela tiene dos hijas, que se llaman "¡Dame! y ¡Dame!



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